De la tristeza y otros demonios

Los seres humanos definitivamente somos una mezcla de sentimientos embadurnados con los conceptos sociales establecidos a nuestro alrededor. Esos sentimientos que impregnan el corazón, o bueno tal vez esa zona del cerebro que se encarga de esas pequeñas sensaciones que te llevan al cielo y te bajan al infierno en solo dos segundos respectivamente, puesto que si sufres con uno, con dos ya vas torturado.

Hoy no ha sido un día completamente excepcional, esas distintas situaciones que invocan a la tristeza en el diario vivir de las relaciones de pareja, se han apoderado de mi alma y de mis huesos. ¿Por qué tener una relación siempre tiene que ser complicada? no existe la primera persona que pueda dar una completa explicación a dicha cuestión, ni tampoco el primer suicida que con su muerte haya podido remediar amargamente un mal de amores. 

El amor en sí es una creación pendeja, inoportuna y pesimista… ¡agh! A quien quiero engañar, si yo vivo enamorada del amor, pero a veces creo que él nunca se ha fijado en mí, de la manera en que quisiera. He conocido grandes personajes en mi vida, de todos he aprendido algo, pero aun así, sigo a la espera de un definitivo... O tal vez, mi camino no es entregarme a una sola persona, tal vez, es ir más allá, y entregarme al mundo, a las causas perdidas, medioambientales, socioculturales y tal vez al hedonismo. Por lo menos tendría un enfoque distinto y la cabeza en otro lado, y tal vez, solo tal vez, por una pequeña milésima de segundo, no pensaría en que putas estás haciendo tú, sin mí.