Conciliaciones entre el pasado, presente y futuro

Hace mucho tiempo dejé de criticar a las personas que no podían acabar con los ciclos de sus relaciones pasadas. 

Hacerles entender lo peligroso que es un círculo vicioso es imposible; incluso, ni yo soy capaz, a veces de reconocer y salirme de uno.

Decirle a alguien que finiquite a un ser de su vida implica tomar condimentos como el cariño, los recuerdos y la costumbre para volverlos añicos, para restarles importancia; es, asumir un reto. 

Y... seguramente, no seguirán el consejo, ni yo lo he hecho. No se sentirán capaces y entrarán en un duelo tedioso y doloroso.

En días de soledad tomarán fuerza para alejarse, pero apenas vuelvan a ver a su persona, se derretirán súbitamente; parecerá que el tiempo no ha transcurrido ni un segundo; amarán como la primera vez, o incluso más; sentirán en las venas esa química que los llevó a estar juntos, y así se continuarán y prolongarán en el tiempo, en el pasado, en la historia, en el no futuro.

Sin embargo, las decepciones serán más constantes. Las expectativas se irán al piso fácilmente, una y otra y otra y otra vez...Y así, un día cualquiera, un día oportuno, esa persona notará cómo su humor y su rendimiento cotidiano estarán al borde del colapso por la insatisfacción y la frustración de su vida amorosa; evidenciará que la balanza se inclina hacia los elementos negativos y que ni siquiera los pocos momentos bellos pueden hacer contrapeso. Un día cualquiera y oportuno, la persona se convencerá del sacrificio de su amor propio por un amor a medios, maltrecho e injusto.

Ese día, esa persona no sentirá remordimiento, ni pena, ni gloria, solo calma; ese día no habrá reparos, ni sensación de culpa. 


El día en que se toma la decisión de abandonar a otra persona, en su plano más simbólico; de remover de las entrañas los insectos convalecientes y los cadáveres de mariposas; ese, es el momento más pleno y satisfactorio de todo lo que pueda haberse llamado o pretenda llamarse relación. Es la capacidad de saber lo incipiente, de decir con sencillez, frescura y alegría: ya no te necesito, gracias, reconstruiré mis alas y surcaré la vida por mi cuenta, sin ti, sin nosotros, con el presente y a la expectativa del futuro.

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