Querido amor,

Querido amor, 

No entiendo porque seguís intentando irrumpir en mi vida, de la manera más descarada, con ternura y amabilidad, para después dejarme con la ilusión de lo que no es, ni será. ¿Te gusta verme así? ¿Te complace instigarme a la locura? ¿Al placer consensuado de lo erótico e inalcanzable?

Te presentás en corazones dañados, tal vez víctimas anteriores, pero a lo bien, a lo bien que me tenés desquiciada. Estoy cansada de reinventarme en cuantos ojos con vista al alma se me aparezcan, en cuanto detalle cursi se me ocurra y en cuanto cocodrilo quiera ahogar después en el pantano de recuerdos hirientes. ¿Acaso te divierte?

No sabés las horas que desperdicio fantaseando, podría invertir ese tiempo en otras cosas menos felices y más productivas. No sabes las historias que me creo y que guardo para plasmarlas en el papel de la vida y que se reducen a la materia hecha de árbol, a una hojita de venganza, a un soplo de desahogo, a otro pedacito resquebrajado de corazón.

Puedo contar la colección de piezas de mi ser que he guardado en el cofre del desamor, aquellos pedazos que nunca encajaron después. ¿Te parece justo? Me da miedo quedarme sin alguno, ¿qué tal me llegué el que es y no tenga nada para ofrecer?

Solo puedo agradecer por la felicidad efímera, las letras que hacen suspirar a terceros y algún verso romántico que habrá plagiado un iluso en la búsqueda de una conquista. Me has convertido en una escritora maldita, confinando mis ideales a la irrealidad, a la mera ficción, a la abertura de un cráter gigante entre mi existencia y el mundo crudo y real, a la poca aceptación de mi cerebro a la injusticia moral y a la exaltación del sentir que no es más que un futuro despecho lleno de licor, café y una docena de pares de cigarros.

¿Y sabés lo peor de todo? No podría siquiera odiarte en totalidad, porque en vos está contenido cualquier clase de romance con el mundo, el fraternal, filial y familiar. Si te odiara estaría negando la posibilidad de entregarle mis noches a mi adorado perro y de fascinarme con el conejo que hay en la luna. Sos una dicotomía que quisiera borrar, un éxtasis que quisiera nunca haber conocido, pero tal vez, si no fueras tú, sería el odio tu reemplazo y estaría escribiéndole una carta el desgraciado que ahora invade mis manos para maldecirte con toda la razón.

Es por eso que a pesar de que no pueda vivir sin vos, te pido encarecidamente que fijés tus flechas románticas en algún otro incauto corazón, que me dejés vivir la realidad, para ver si algún día te puedo aceptar con todas tus diatribas malintencionadas y confusas.

Sos la causa de mi malestar, así como muchas veces fuiste totalmente lo contrario y podrían quedarme todo el día hablando de cómo me has ido desgarrando el alma pero sé que sería una queja más en tu buzón, algo que solo podría entender, los que al igual que yo, tienen el corazón enfermo.

Con sinceridad y en el borde del abismo,

Una mujer más que ya no espera nada de vos. 

Comentarios

Entradas populares